ideologías políticas contemporáneas

DETALII PROIECTE
4 septembrie 2015

ideologías políticas contemporáneas

[30]​, Para Hannah Arendt, mientras que la Independencia de los Estados Unidos sería un modelo de revolución política, y de ahí su continuidad, la Revolución francesa sería un modelo de revolución social, y de ahí su fracaso, como el de las revoluciones que siguen su modelo (especialmente la rusa); pues (como planteaba ya Alexis de Tocqueville) los logros políticos de la libertad y la democracia solamente se consolidan cuando son el resultado de procesos sociales y económicos anteriores, y no cuando se plantean como requisitos previos para conseguir estos.[31]​. La posibilidad de que una civilización ajena al cristianismo y étnicamente no europea se desarrollara había sido demostrada por la historia contemporánea de Japón desde la llamada Restauración Meiji. Su sistema político (el kemalismo), que nunca dejó de ser autoritario, se construyó explícitamente a imitación de los europeos en un eclecticismo que pretendía reunir elementos de tan distintas y opuestas procedencias como la democracia liberal, el estado social y los totalitarismos fascista y soviético. Napoleón Bonaparte envió emisarios a Hispanoamérica para exigir el reconocimiento de su hermano José I Bonaparte como rey de España después de las Abdicaciones de Bayona. El príncipe decretó su convocatoria el 13 de junio de 1822. Cualquier desviación de conducta se calificaba como libertinaje, cuya presencia social era también notoria: es el caso de Oscar Wilde, que pagó su desafío literario y personal a las convenciones sociales con una condena a presidio. 1812, la Europa del bloqueo continental, máxima expansión del Imperio napoleónico. La democracia liberal fue sometida durante el período de entreguerras al doble desafío de los totalitarismos estalinista y fascista (sobre todo por el expansionismo de la Alemania nazi, que llevó a la Segunda Guerra Mundial).[7]​. Una veloz carrera armamentista no solo incrementó los efectivos humanos movilizados y en la reserva, el número y tonelaje de los barcos de guerra o los arsenales de armas y equipamientos tradicionales, sino que desarrolló nuevas aplicaciones tecnológicas (ametralladora, alambre de espino, gases tóxicos), que hicieron a la próxima guerra bien diferente, y mucho más demoledora, que las guerras de tipo napoleónico a las que los generales europeos estaban acostumbrados a jugar en sus cuartos de estrategia. La opción por una constitución escrita en vez de consuetudinaria se explica tanto por la influencia de la ideología de la Ilustración en los constituyentes americanos como por el hecho de que el proceso jurídico británico se había producido en el lapso de unos 600 años, mientras que su equivalente estadounidense se produjo en apenas una década. El árbol de la libertad debe ser regado de vez en cuando con sangre de patriotas y tiranos. Sin embargo, este proceso no significó que los nuevos países adquirieran una independencia real, pudiéndose hablar de un neocolonialismo; y una alineación general en dos bloques liderados cada uno por una superpotencia. Matus e Infante (2011) dan cuenta de lainfluencia de estas instituciones supranacionales en las disposiciones generadas … El proyecto soviético de la bomba atómica culminó en 1949 (en parte gracias al espionaje). El nuevo ideal vital de amplias capas sociales pasó a ser no el joven hippie melenudo del 68, sino el joven yuppie encorbatado de los ochenta. En 1944, con la obra Dialéctica de la Ilustración (2007), sentaron los principios críticos que serían la base de esta línea teórica. Otra de las maniobras occidentales para intentar contener el extremismo islámico, la utilización del régimen iraquí de Saddam Hussein contra Irán (Guerra Irán-Irak, 1980-1988) también tuvo resultados totalmente contraproducentes para esa estrategia: intensificó el integrismo iraní y propició la deriva antioccidental del dictador iraquí, lo que originó también nuevas guerras en el periodo siguiente. La denominada era de las revoluciones[38]​ extendió el ejemplo estadounidense y francés. El invento de Watt había representado el salto decisivo hacia la industrialización, e Inglaterra, la primera en hacerlo, se convirtió en el taller del mundo. Los conflictos más graves surgieron en Bosnia-Herzegovina (de composición étnica muy mezclada entre serbio-bosnios, bosnio-croatas y bosnio-musulmanes) y la provincia serbia de Kosovo (mayoritariamente poblada por albaneses). (...) sucedió que al cúmulo de guerras de la séptima década del siglo, 2.ª Marcha de la Resistencia 9 y 10 diciembre 1982.jpg, El primer inventario de la información en soportes tecnológicos que existe en el mundo indica que actualmente se pueden almacenar al menos 295 trillones de bytes, o exabytes (un. Generalmente, en ausencia de base social, fueron promovidos desde el poder o círculos próximos a él, y explícitamente condenaban lo que de desorden o desestabilización pudiera tener el término revolucionario: Era Meiji en Japón (1868), la fallida Rebelión de los cipayos en India (1857), los denominados Jóvenes Otomanos y Jóvenes Turcos en el Imperio otomano (1871 y 1908), rebeliones como la Taiping (1850) y de los bóxers (1900-1901) demostró el descontento social que más tarde desencadenó el levantamiento de Wuchang en 1911 que abolió el Imperio chino (Revolución de Xinhai), distintas iniciativas de reforma del Imperio ruso (como la abolición de la servidumbre de 1861) etc. Historias contemporáneas: Asimilación de la cultura hispana a la cultura americana. Incluso la vuelta de los Borbones al trono de París se vio amenazada durante los cien días de 1815 en que Napoleón retomó el mando e intentó desafiar de nuevo a las potencias coaligadas en la batalla de Waterloo, que supuso su derrota final y su confinamiento en la isla de Santa Elena. De un modo menos vinculado, también se sitúa cronológicamente próxima la sublevación de los griegos iniciada en 1821, que se emanciparon del Imperio otomano en 1829 con el decisivo apoyo de las potencias europeas (principalmente Francia, Inglaterra y Rusia), proclamando el Estado Griego. La necesidad de expansión exterior le llevó a campañas militares en Etiopía y Albania, que le pusieron en dificultades en la Sociedad de Naciones. Los nuevos estados cayeron pronto en la inestabilidad política o en férreas dictaduras, lo que originó catástrofes sociales, el genocidio de etnias minoritarias y desplazamientos masivos de refugiados. A través del folletín fueron dadas a conocer obras como Los misterios de París de Eugène Sue, Los tres mosqueteros y El Conde de Montecristo de Alejandro Dumas, Los miserables de Víctor Hugo o David Copperfield y Oliver Twist de Charles Dickens. Esta, tras su acceso al poder, pasó de revolucionaria a conservadora,[6]​ consciente de la precariedad de su situación en la cúspide de una pirámide cuya base era la gran masa de proletarios, compartimentada por las fronteras de unos estados nacionales de dimensiones compatibles con mercados nacionales que a su vez controlaban un espacio exterior disponible para su expansión colonial. Los Estados Unidos lanzaron el Plan Marshall (1947-1951), un paquete económico de ayuda a la reconstrucción europea que los países de la órbita soviética rechazaron, con el argumento de que supondría caer en la dependencia. El principio de tolerancia religiosa fue defendido con vehemencia y compromiso personal por Voltaire, cuyo alejamiento de la Iglesia católica le hizo ser el personaje más polémico de la época. Tal condición no les restaba eficacia, sino todo lo contrario, exigía una gran energía social y la aplicación de mecanismos ideológicos de todo tipo, como los grandes programas monumentales que inmortalizaban en piedra y bronce las glorias nacionales y los ejemplos de vida virtuosa.[55]​. En lo social defiende la libertad individual, la igualdad ante la ley y la limitación de los poderes del Estado.En lo económico propugna la iniciativa privada y el libre mercado.Como actitud vital propone la tolerancia. La industrialización y el desarrollo de nuevas técnicas entró en el último tercio del siglo XIX en una segunda fase de la revolución industrial que abrió nuevos mercados para recursos que hasta entonces carecían de toda utilidad, como el petróleo y el caucho. En la Primera Guerra Mundial rentabilizaron su postura a favor de la Triple Entente apoderándose de varias colonias alemanas en el Pacífico que retuvieron después del conflicto. La economía dirigida del corporativismo fascista podía considerarse hasta cierto punto similar, y concretamente el rearme alemán proporcionaba una solución tanto al ejército de parados como a la industria pesada. El fracaso de la política de apaciguamiento (acuerdos de Múnich, 1938), más temerosa del peligro comunista que del fascista (Eje Roma-Berlín, octubre de 1936) se repitió en el fracaso de la política de no intervención con que se pretendía paliar los efectos de la Guerra civil española (1936-1939). Autoritarismo y totalitarismo. Su expresión en el derecho fue la Escuela histórica del Derecho de Friedrich Karl von Savigny, quien propugnaba la necesidad de encontrar el verdadero Derecho Alemán, expurgando el a su juicio extranjero e intruso Derecho Romano. La rebelión del arte independiente de la segunda mitad del XIX, que llevó a la revolución pictórica del impresionismo, exaltaba la libertad individual del artista frente a las convenciones academicistas. La sucesión de Pablo VI continuó con los mismos parámetros, pero limitó las expectativas de los grupos más radicales al condenar el uso de los métodos anticonceptivos y no suavizar la moral sexual católica ante el desafío que suponía la generalización social de las relaciones prematrimoniales y el divorcio. Se llegó a afirmar que la conquista del mundo habitado era la «sagrada misión del hombre blanco»,[48]​ de llevar la civilización a los salvajes. La crisis de 1973, desencadenada por la utilización del petróleo como arma política por la OPEP en el conflicto árabe-israelí, significó el comienzo de un ciclo de dificultades económicas para los países occidentales (la denominada stagflación: inflación simultánea a un estancamiento de la producción, con altas cifras de desempleo), que se agravaron en los primeros años ochenta. En el norte de África, los británicos frenaron el avance de los Afrika Korps alemanes desde Libia hacia Egipto en la batalla de El Alamein (1942), después de la invasión italiana al Canal de Suez (1940). Los límites al desarrollo y al consumismo aparecieron en forma de crisis energéticas y ambientales (contaminación de suelos, aguas y atmósfera, adelgazamiento de la capa de ozono, calentamiento global), mientras la gestión de los residuos se convertía en un problema grave y a los problemas sanitarios tradicionales, ligados al hambre y al bajo nivel de vida se sumaban los derivados de la obesidad y otros trastornos alimentarios, el estrés, el tráfico derivado de la intensa motorización y la cada vez mayor presencia de tóxicos y carcinógenos de todo tipo en los alimentos y el medio ambiente. Sin embargo, fue después de la Primera Guerra Mundial cuando se produjo el cambio teórico fundamental. La virginidad atribuida a esos espacios, a pesar de su evidente vacío demográfico en comparación con las saturadas zonas urbanas europeas, no era en realidad un vacío humano y cultural. Su propia opinión pública interna se caracterizaba (al menos hasta el 11-S) por una doble y contradictoria exigencia: la de intervenir en el exterior para solucionar todo tipo de problemas mundiales, y la intolerancia a asumir el riesgo de pérdida de vidas no solo propias, sino también del enemigo. La política de librecambismo reemplazó, al menos en parte, al proteccionismo de la época mercantilista, aunque los intercambios del comercio internacional estaban sobre todo presididos por el llamado pacto colonial que reservaba las colonias como mercado cautivo de sus respectivas metrópolis. De cara al inmediato futuro de Europa, esta primera batalla de la Segunda Guerra Mundial (demostrado en el bombardeo de Guernica, 1937) estimuló los planes de Hitler, en un contexto ya claramente prebélico para todas las naciones. El siglo XIX, como producto de la industrialización, vio el surgimiento de la moderna sociedad de masas, como oposición a la vieja división entre una reducida élite aristocrática y la gran masa del bajo pueblo. La transformación de la sociedad preindustrial agropecuaria y rural en una sociedad industrial y urbana se inició propiamente con una nueva y decisiva transformación del mundo agrario, la llamada revolución agrícola que aumentó de forma importante los bajísimos rendimientos propios de la agricultura tradicional gracias a mejoras técnicas como la rotación de cultivos, la introducción de abonos y nuevos productos (especialmente la introducción en Europa de dos plantas americanas: el maíz y la papa). La reconstrucción de posguerra fue muy diferente en cada caso. La incorporación de los países de transición al capitalismo se hizo en dos fases: primero los más desarrollados y estables (en 2004: Polonia, República Checa, República Eslovaca -anteriormente unidas en Checoslovaquia-, Hungría, la ex-yugoslava Eslovenia y las antiguas repúblicas soviéticas de Estonia, Letonia y Lituania, -junto a las islas mediterráneas de Chipre y Malta-), y después Rumanía y Bulgaria, siendo su última incorporación la de Croacia (2013). El equilibrio europeo se procuró restablecer con criterios legitimistas en el Congreso de Viena (1815), reponiendo a los monarcas de las casas tradicionales en sus tronos, aunque el statu quo anterior a 1789 nunca se recuperó. Los productos chinos cada vez tienen mayor presencia en el comercio internacional, así como sus inversiones, orientadas sobre todo a la búsqueda de materias primas y recursos energéticos por todo el mundo; aunque su papel en el sistema financiero y monetario internacional es mucho menor. El presidente electo Donald Trump y el entonces presidente Barack Obama (2016), la llegada al poder e Trump significó un descontento con la política tradicional en los Estados Unidos, también el crecimiento del movimiento populista de derecha alternativa. La posesión de capacidad nuclear en ambos bloques así como de vectores eficaces para alcanzar casi instantáneamente el corazón del territorio del enemigo (misil balístico, superbombardero y submarino nuclear) hacían imposible que ni siquiera el agresor pudiera sobrevivir al primer ataque, supuesta la represalia automática. La resistencia a la globalización (altermundialismo) denuncia el ahondamiento de la brecha del desarrollo entre países ricos y pobres, especialmente evidente en la tragedia continuada del África negra, y en el cuarto mundo de la pobreza en el primer mundo, enquistada en la marginación y la inmigración (ya sea ilegal o no). [50]​ El llamado darwinismo social, que utilizaba una lectura sesgada del evolucionismo, veía en conceptos tales como la lucha por la vida y la supervivencia del más fuerte la justificación de prejuicios disfrazados de teorías científico-sociales (Herbert Spencer). El nacionalismo, surgido en la Europa del siglo XIX e impuesto como principio de nacionalidad, una de las principales inspiraciones de las relaciones internacionales a partir de los catorce puntos de Wilson, se contagió al resto del mundo: a lo largo de los vastos imperios coloniales, más de un centenar de comunidades étnicas tradicionales o meros agregados coyunturales resultado del trazado artificial de fronteras coloniales fueron identificadas como naciones por concienciadas élites autóctonas que empezaron a buscar activamente la independencia. Luego a los transportes: el barco de vapor (Robert Fulton, 1807) y posteriormente el ferrocarril (George Stephenson, 1829), cuyo desarrollo se vio obstaculizado por los recelos sociales que suscitaba; pero que permitió extraer toda la potencialidad a las vías férreas de uso minero y tracción animal y humana que se venían utilizando extensivamente con el hierro de Coalbrookdale fundido con coque (Abraham Darby I, 1709; puente de Hierro, 1781). Los imperios coloniales habían alcanzado su máxima expansión a falta de nuevas tierras por conquistar. En el siglo XX este equilibrio inestable se fue descomponiendo, en ocasiones mediante violentos cataclismos (comenzando por los terribles años de la Primera Guerra Mundial, 1914-1918), y en otros planos mediante cambios paulatinos (por ejemplo, la promoción económica, social y política de la mujer). La crítica interna estadounidense a la intensificación del control o limitación de distintos aspectos de las libertades públicas ha sido muy intensa desde diferentes orientaciones. La propaganda y contrapropaganda, la intoxicación o desinformación, el espionaje y contraespionaje (tanto de inteligencia militar como político o industrial), las figuras del agente encubierto y del agente doble, fue parte esencial de la diplomacia de la época (KGB, CIA, UKUSA, Echelon, NSA etc.). España fue el último de los países avanzados en abolir la esclavitud, parte fundamental de la estructura económica y social de sus colonias de Cuba, Puerto Rico y las Filipinas, sometidas a un proceso independentista en el último tercio del siglo XIX. Mijaíl Gorbachov (último líder de la Unión Soviética y consciente de la imposibilidad de esta para mantener la carrera de armamentos) y el presidente norteamericano Reagan llegaron a puntos de acuerdo que significaron el fin de la Guerra Fría. No obstante, la íntima conexión del capitalismo industrial, comercial y financiero estadounidense con el resto del mundo hizo imposible el mantenimiento de esa postura en los años cuarenta. En 1853 una escuadra estadounidense comandada por el comodoro Matthew Perry llegó hasta la bahía de Yedo y arrancó al Shogunato Tokugawa un tratado por el cual los japoneses se vieron forzados a abrirse al comercio internacional (Tratado de Kanagawa, 1854) que desencadenó la guerra Boshin y la posterior Restauración Meiji. La reducción al mínimo territorial de las nuevas repúblicas de Austria y Turquía imposibilitaba que hicieran frente a la exigencia de responsabilidades (incluyendo fuertes indemnizaciones) que caracterizaba la postura de los vencedores (especialmente la de Francia), con lo que la atribución de la culpa y por tanto de las indemnizaciones recayó principalmente en Alemania, que había sobrevivido como estado, a pesar de la pérdida de las colonias, el recorte territorial (pérdidas de Alsacia y Lorena y Polonia, incluyendo el corredor de Danzig, que dejaba aislada Prusia oriental) y el estricto desarme que se la exigía. La guerra, liderada por George Washington en el lado colonial, que recibió el apoyo internacional de Francia y España, terminó con la completa derrota de los británicos en la batalla de Yorktown (1781). Las relaciones entre los dos bloques evidenciaron el final de la Guerra Fría por la victoria del occidental, con hitos como la Cumbre de Malta (2 y 3 de diciembre de 1989) y la Carta de París (19-21 de noviembre de 1990).[87]​. Esta última no fue la única mujer que llegó a liderar uno de los nuevos países independizados en Asia (Golda Meir en Israel), antes que los países desarrollados donde la liberación de la mujer estaba más avanzada. Los primeros (Louis de Bonald, Joseph de Maistre) conciben el pueblo como una realidad histórica, anclada en el pasado y cuyos miembros vivos no pueden decidir su destino ni arrogarse derechos que no tienen, como tomar decisiones contra sus instituciones, costumbres y valores. El proceso militar se completó en 1823, dejando adelante la negociación diplomática del reconocimiento de la independencia de las monarquías europeas. Durante los primeros años hubo dudas entre los padres fundadores sobre si las Trece Colonias seguirían cada una su camino como otras tantas naciones independientes, o si formarían una única nación. En 1807 se llegó a un acuerdo con Rusia (Tratado de Tilsit) en lo que podía entenderse como un precedente de reparto de Europa en dos esferas de influencia. El fracaso en la aprobación de la Constitución Europea ha obligado a reformular en varias ocasiones los proyectos más ambiciosos de aumentar la dimensión política de la Unión. En 1948, el sionismo vio llegado el momento de imponer la fundación del Estado de Israel en parte del Mandato Británico de Palestina después de la guerra civil, iniciando un conflicto de larga duración con la población árabe local (pueblo palestino) y los estados árabes vecinos. teóricamente asamblearias pero fuertemente controladas desde la cúspide por el Partido (que pasará a llamarse comunista, y el estado República Socialista Federativa Soviética de Rusia en 1917 y Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en 1922). Románticos son tanto el tradicionalismo reaccionario como el nacionalismo revolucionario. Las revoluciones de finales del XVIII y comienzos del XIX pueden entenderse como la culminación de las tendencias iniciadas en el período precedente. (1989-actualidad), Nuevo orden posterior a la caída del muro de Berlín, La Unión Europea tras la reunificación alemana, Departamentos universitarios de historia contemporánea, Recursos educativos sobre historia contemporánea, Poéticamente se explicita en la oposición entre el, Oposición de términos explicitada por los historiadores, La condición totalitaria del sistema soviético y de los fascismos (italiano, alemán, español y otros) es uno de los temas más debatidos de la, Véase la extensa bibliografía que utiliza las expresiones, El título original en inglés al libro de Hobsbawm (. Durante el siglo XIX se habían acumulado desafíos a la continuidad del paradigma científico de la mecánica newtoniana, que se veía forzada a adaptarse a los datos observados con recursos cada vez más artificiosos, como la teoría del éter. La mano de obra se proletariza al perder su sabiduría artesanal en beneficio de una máquina que realiza rápida e incansablemente el trabajo descompuesto en movimientos sencillos y repetitivos, en un proceso que llevará a la producción en serie y, más adelante (en el siglo XX, durante la Segunda revolución industrial), al fordismo, el taylorismo y la cadena de montaje. A comienzos del siglo XIX los barcos a vapor eran una curiosidad; apenas medio siglo después se botaba al mar el primer acorazado (1856). Como una reacción a los cambios económicos y políticos en torno a la Primera Guerra Mundial, se sentaron las bases del estado del bienestar. Otra vertiente, preconizada por Mijaíl Bakunin o Piotr Kropotkin (anarcocomunismo), sostuvo que los gobiernos debían ser derribados por la fuerza, haciendo de los métodos insurreccionales un método de lucha contra la opresión de los gobiernos, teniendo mayor implantación en la Europa Meridional y Oriental (destacadamente en España, Francia y Rusia) en la segunda mitad del siglo XIX y primera mitad del XX. Después de esta guerra, la esclavitud fue abolida (Proclamación de Emancipación, promulgada en 1863 y que entró en vigor en 1865), aunque la discriminación racial persistió, mediante una segregación en la práctica institucional (principalmente en los estados derrotados) y la vida cotidiana que no comenzó a superarse decisivamente hasta el Movimiento por los Derechos Civiles de los años cincuenta y sesenta. La radicalización de las posturas más extremistas, enfrentadas violentamente, condujo a la temerosa y empobrecida clase media a optar por la solución más opuesta a la revolución comunista. Desde fechas tan tempranas como 1830, aunque de forma esporádica e inorgánica, se fue prohibiendo o limitando el trabajo infantil; y mucho más adelante se fueron estableciendo diferentes tipos de controles sanitarios o de seguridad laboral e inspección de trabajo. La República Popular venía transformándose desde el proceso a la denominada banda de los cuatro que siguió a la muerte de Mao Zedong (1976). En dichas elecciones la derrota del partido socialista incentivó a que el canciller de Alemania Occidental Helmut Kohl comenzara a entablar las negociaciones con los dirigentes de la Alemania Oriental para empezar el proceso de adhesión de Alemania Oriental a Alemania Occidental, terminando con la firma del Tratado de Unificación de Alemania el 9 de agosto de 1990. Tal argumento se empleaba en sentido contrario desde la resistencia al envío de reclutas a Marruecos en la Guerra de Melilla durante la Semana Trágica de Barcelona, que degeneró en quema de iglesias por el fuerte carácter anticlerical del movimiento (1909): El fin de la Guerra franco-prusiana en 1871, inició una realineación de las fuerzas políticas en Europa. Territorios sucesivamente incorporados al Reino de Italia. En determinados casos, la extraordinaria demanda generó verdaderas fiebres (fiebre del salitre en el norte de Chile, tras la Guerra del Pacífico, fiebre del caucho en la Amazonia brasileña y peruana). que reproducían una estructura íntima cada vez más compleja que se podía estudiar experimentalmente (desde la producción del electrón en los rayos catódicos hasta el estudio de la radiactividad -esposos Curie (Marie y Pierre Curie)- y los reactores atómicos -Enrico Fermi-). [12]​, La denominación «Edad Contemporánea» es un añadido reciente a la tradicional periodización histórica de Cristóbal Celarius, que utilizaba una división tripartita en Edad Antigua, Edad Media y Edad Moderna; y se debe al fuerte impacto que las transformaciones posteriores a la Revolución francesa tuvieron en la historiografía europea continental (específicamente la francesa, española y portuguesa), que les impulsó a proponer un nombre diferente para lo que entendían como estructuras antagónicas: las del Antiguo Régimen anterior y las del Nuevo Régimen posterior. Simultáneamente a la escalada de la tensión política mundial, los años cincuenta se caracterizaron en la vida cotidiana de Occidente por la bonanza material y una cierta actualización de los valores tradicionales, identificados con la familia nuclear (lo equívoco de ese término, identificable con la amenaza atómica, fue objeto de alguna reflexión) protagonista del fenómeno del baby boom. También es famoso por defender las estructuras políticas libertarias y por sus críticas al capitalismo, el darwinismo social y el imperialismo estadounidense. Las Cortes portuguesas intentaron transformar a Brasil en una colonia una vez más, privándolo de los derechos que poseía desde 1808, provocando el rechazo de los brasileños. Se definieron como dogma de fe las doctrinas de la infalibilidad del Papa (Concilio Vaticano I, 1869) y la Inmaculada Concepción (1854). Con fines de integración regional, se fundaron la Organización para la Unidad Africana (1963) y el Pacto Andino (1967). Internamente existía la presión de una movilización popular muy similar a la que simultáneamente estaba produciéndose en la Península, a la que se añadía en este caso el sentimiento independentista (primero minoritario pero cada vez más extendido entre los criollos). En otros, prolongadas dictaduras, como las de Juan Manuel de Rosas en Argentina o Antonio López de Santa Anna en México. El Verne más tardío escribió relatos mucho más sombríos, poniendo énfasis en los peligros de la ciencia incontrolada (Los quinientos millones de la Begún, La misión Barsac), al tiempo que su contemporáneo Herbert George Wells hacía algo similar (La guerra de los mundos, El hombre invisible, La isla del Doctor Moureau o La máquina del tiempo). Sin embargo, de manera progresiva, el Estado había tenido que intervenir en la regulación de las condiciones de trabajo, a través de las leyes sociales, creando el moderno Derecho del Trabajo, como una manera de responder a los apremiantes problemas derivados del industrialismo y desactivar la bomba de tiempo que representaban las aspiraciones del movimiento obrero. Ante el fracaso de la Sociedad de Naciones para evitar la Segunda Guerra Mundial, la Conferencia de San Francisco (1945) reemplazó a este organismo por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que en 1948 proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Siam (actual Tailandia) también logró retener su independencia siendo un estado colchón entre el Reino Unido y Francia en el Sudeste asiático. Las únicas colonias europeas supervivientes en Asia fueron los pequeños enclaves de Hong Kong y Macao (entregados a China a finales del siglo XX). Se pretendía que las nuevas naciones, al carecer de ambiciones territoriales, renuncian a la guerra como método de resolución de conflictos (propósito explícito que se reflejó incluso en constituciones nacionales como la Constitución de la República Española de 1931). Su famoso lema ¡Trabajadores del mundo, uníos!, dentro del Manifiesto comunista que redactó junto a Friedrich Engels, se publicó en Londres el mismo día que estallaba la Revolución de 1848 en París. Jean-Jacques Rousseau (Quentin de la Tour, 1753) es el padre intelectual de las revoluciones de finales del siglo XVIII. Italia no se consideró obligada a responder a su vinculación a la Triple Alianza, y de hecho un año más tarde declaró la guerra a los Imperios Centrales (denominación del bando formado por Alemania, Austria-Hungría, Bulgaria y el Imperio otomano) en la confianza de obtener algún tipo de incorporación territorial en el frente italiano. El más obvio, formado por España, Francia y los reinos italianos de la casa de Borbón (vinculados por los Pactos de Familia), no siempre fue efectivo. Las estructuras industriales más obsoletas, especialmente las más intensivas en mano de obra, sufrían un proceso de deslocalización hacia lo que por entonces se llamaba países en vías de desarrollo y a finales de siglo se llamarán nuevos países industriales, mientras que los antiguos países industrializados avanzan en un proceso de terciarización, en el que cada vez tenían más peso la aplicación de nuevas tecnologías basadas en las telecomunicaciones, la informática, la robótica y la denominada economía del conocimiento. Los aborígenes australianos, maoríes, zulúes, xhosas, patagones, mapuches, qom, tupíes, sioux, shoshoni, apaches, lapones, buriatos, chukchis, inuit y toda una constelación de pueblos indígenas cuya relación con la tierra respondía a lógicas no solo preindustriales, sino a menudo preneolíticas, fueron ignorados en cuanto habitantes y sus posibles valores despreciados como primitivos. Durante la elección de los diputados, se habían de redactar cuadernos de quejas, peticiones que representaban el pulso de la opinión de cada parte del país. El Metro de Londres (inaugurado en 1863) se electrificó desde 1890, y a partir de entonces se extendió ese modelo de movilidad urbana por las mayores ciudades del mundo. La rivalidad ideológica entre los bloques no fue tan irreconciliable como se desprendía de las declaraciones retóricas, incluso durante la distensión (Nikita Jrushchov planteaba que la misión del comunismo era esperar a ser el enterrador del capitalismo). José Bonifácio resistió a la idea de convocar a la Constituyente, pero fue obligado a aceptarla. Así se ahogó la fortaleza portuguesa en las provincias de Bahía, Maranhão, Piauí y Pará. Se puso fin a la Guerra de Vietnam (la guerra odiada por su propia juventud) en lo que supuso la aceptación de una verdadera derrota militar (firma de los Acuerdos de paz de París de 1973). A pesar de la enfática declaración de la doctrina Monroe (que Estados Unidos no estuvieron en condiciones de sostener eficazmente hasta finales del siglo XIX) hubo intentos de reconstruir la presencia imperialista europea en Latinoamérica. El ascenso de Napoleón Bonaparte desequilibró de forma definitiva el statu quo continental en beneficio de una clara hegemonía francesa. Otro líder tercermundista, el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser, uno de los militares que encabezó la revolución egipcia de 1952 que puso fin a la monarquía pro-británica de Faruq I, junto con el líder soviético Nikita Jrushchov, que apoyó financiera y técnicamente a la construcción de la presa de Asuán. En 1941 la necesidad estratégica de ocupar los campos petrolíferos del Cáucaso llevaron a la invasión alemana de la Unión Soviética (operación Barbarroja), inicialmente exitosa, pero que se estancó en la batalla de Moscú y los sitios de Leningrado y Stalingrado. Las nuevas naciones, aunque económica y socialmente subdesarrolladas, representaban a la mayor parte de la población de la Tierra, y su gran número las permitía controlar la Asamblea General de las Naciones Unidas (órgano en realidad poco decisivo). El republicanismo hispanoamericano no construyó opciones políticas democráticas, y la igualdad se veía (en términos similares a los de Tocqueville) como una amenaza al equilibrio social de una ciudadanía en precaria construcción. El gran beneficiado del reparto africano fue Leopoldo II de Bélgica, que basándose en una reputación filantrópica (que en la práctica suponía las más atroces técnicas de explotación) consiguió hacerse con un imperio de grandes dimensiones en el Congo que legó al pueblo belga. Ya a finales del siglo XVIII hubo mujeres que propugnaban la emancipación femenina, como la escritora inglesa Mary Wollstonecraft, o la revolucionaria francesa Olimpia de Gougues (propuso una Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana como complemento a la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano). Antes incluso de que las transformaciones ligadas a la revolución industrial inglesa afectasen de forma notable a otros países, el poder económico creciente de la burguesía chocaba en las sociedades de Antiguo Régimen (casi todas las demás europeas, a excepción del Reino Unido y los Países Bajos) con los privilegios de los dos estamentos privilegiados que conservaban sus prerrogativas medievales (clero y nobleza). William Morris, artista e intelectual, sin vincularse ideológica ni orgánicamente al marxismo ni al anarquismo, se aproxima al movimiento obrero como muchos otros reformistas sociales. A las dictaduras militares ya existentes (el paraguayo, 1954-1989, el brasileño, 1964-1985, y el boliviano, 1964-1982) se sumaron la uruguaya (1973-1985), la chilena de Augusto Pinochet (1973-1990) y la argentina (1976-1983). En Estados Unidos, tras el escándalo Watergate que retiró a Richard Nixon de la presidencia (1974), el mandato del demócrata Jimmy Carter (1977-1981) se caracterizó por sufrir los efectos más penosos de la crisis iniciada en 1973, por un retroceso de la influencia en América Latina (revolución sandinista en Nicaragua) y otras zonas del Tercer Mundo (Camboya, Yemen del Sur, Etiopía, Angola, Mozambique, Somalia, Congo, etc.) En Francia, teóricamente de costumbres mucho más relajadas, Gustave Flaubert y Charles Baudelaire tuvieron que enfrentarse a procesos judiciales contra Madame Bovary y Las flores del mal (ambas de 1857). Una selecta minoría, cada vez más amplia, de jóvenes en busca de autoconocimiento (en muchas ocasiones claramente autodestructivo) se lanzó al camino de los viajes que les proporcionaban la vida en la carretera (moteros, mochileros, autostop), el amor libre y las drogas, imitando a Jack Kerouac (On the Road, 1957) o inspirados por las obras de Aldous Huxley (Un mundo feliz, 1932; Las puertas de la percepción, 1954). Cápsula y traje con los que Yuri Gagarin realizó el primer vuelo espacial tripulado por un humano (Vostok 1, 12 de abril de 1961).

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